Por el lujo de desahogarse... Conversaciones en una Facultad de Comunicación

El otro día estuve con una antigua compañera a la que tengo gran aprecio. Hoy, desarrolla su labor profesional en la Universidad transmitiendo sabiduría a los Luis del Olmo o Carlos Herrera del Futuro. Ella, como yo y muchos, siempre hemos escuchado desde pequeños: "Las generaciones futuras están preparadísimas"... No dudo que hay chavales apasionados que comienzan la carrera con vocación, ganas de triunfar, de comunicar y transmitir. De... en resumen, trascender en este mundo comunicativo. Es por eso que chirrían historias como esta que me gustaría transmitiros...

Una tarde como otra cualquiera en prácticas de Radio. Con alumnos de 1º de grado. El asunto: la información en radio. El capricho de la pequeña señorita: "ya que estamos, voy a intentar hacerles ver que la radio es tiempo y cómo de importante es la puntualidad en la radio"

- Pequeña señorita: "Bla, bla, bla, bla.... es por eso por lo que no podéis aparecer a las 16.20 si el boletín empieza a las 16.00".
- Alumna resuelta: "Pero cuando esto sucede en la realidad, ¿qué se hace?"
- Pequeña señorita: "No se da el caso".
- Alumna resuelta: "Hombre, pero si se atasca la impresora, se hace tarde, uno se despista..."
- Pequeña señorita: "Umm... es que... no... no cabe la posibilidad... no pasa" (¿cómo le hago yo entender? ¡ah! voy a hablarle en un idioma que ella conozca mejor). "¿Tú has visto alguna vez que los informativos de televisión empiecen más tarde de la hora?"
- Alumna resuelta: "Bah! Es que yo no veo eso".
- Pequeña señorita (que ya no se siente tan pequeña, sino octogenaria y procedente de un planeta paralelo al de la alumna resuelta): "Pues entonces no sé muy bien qué haces aquí..."

Y a la pequeña señorita sólo le queda el consuelo de ponerlo por escrito, comentarlo y compartirlo con quienes sabe que entenderán este pequeño chascarrillo. Y confiar en que la alumna resuelta descubra qué hace aquí. O en que los diciembres, junios y julios de los próximos cursos repartan sabiduría. O en que ella "espabile" con el mundo profesional. O en que pase sin pena ni gloria ni un puesto de responsabilidad por los medios y se jubile... Y aquí la pequeña señorita esboza una ligera sonrisa maliciosa en su cara. Qué será a los 67 años... pero eso ella no lo sabe, porque las noticias a ella no le interesan...

Sencillamente... genial.